Runas Lunares
La Leyenda del Mundo Antiguo
El destino de los équilans era estar por siempre perdidos, sin rumbo, en la oscuridad.
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Entonces unos ángeles descendieron de la luna, bella y pálida, y les enseñaron el corazón del mundo, de donde extrajeron siete fragmentos de cristal que contenían una enorme calidez y poder. Utilizando las gemas, la civilización prosperó. Se construyeron enormes máquinas que remecían la tierra y los cielos, y ciudades verticales que se elevaban hasta alcanzar las nubes.
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Hasta que un día el poder extraído de los Cristales comenzó a menguar, y se inició la guerra por lo que quedaba de él. Con bestias de metal que hendían el aire o trizaban el suelo al avanzar, los équilans derramaron una cantidad inmensurable de sangre y sufrimiento sobre el mundo. Los siete Cristales se tornaron oscuros como almas marchitas, y su dolor penetró hasta las entrañas de la tierra en ríos de sangre negra, hasta alcanzar su corazón.
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El mundo se quebró y enormes desfiladeros lo surcaron, tragándose la civilización. Horrores surgieron de las profundidades que los équilans habían profanado y los atacaron. Desesperados, clamaron por ayuda a los ángeles que les habían enseñado el corazón, pero estos les dieron la espalda y huyeron de regreso a su hogar en los cielos. Pero incluso la luna se fragmentó y los ángeles cayeron al mundo que habían abandonado…
Runas lunarian presentes al inicio del libro primero
Crónicas de Équilas: La Espada de la Luna Rota
como fueron grabadas en los anales de Ánar Wythrin,
la ciudad de la luna, y su traducción a la lengua de los équilans.
El Canto de los Cristales
Siete Cristales;
como los siete fragmentos en que fue roto
el corazón de nuestra madre.
Siete Cristales;
como las siete estrellas ardientes
que habitan en el cuerpo del hombre.
Siete Cristales;
como las siete dulces lágrimas
derramadas para los caídos.
Siete Cristales;
como los siete Apóstoles de las Tinieblas.
Siete Cristales;
como los siete Ángeles de la Redención.
Y siete Cristales;
titilando y aguardando ser devueltos al Corazón de Gea,
donde solo quedará esperar por el veredicto
de la Tierra Muerta.
Runas lunarian presentes al inicio del libro segundo
Crónicas de Équilas: La Doncella del Corazón Negro
como fueron grabadas en los anales de Ánar Wythrin,
la ciudad de la luna, y su traducción a la lengua de los équilans.